El mercado sigue instalado en la tranquilidad de que quizás todo lo malo que puede llegar estos meses ya se anticipó el año pasado, especialmente durante el último trimestre.
Pero lo que no se va es el recuerdo de principio de 2018, en el que como ahora, los inversores arrancaron de récord, súbitamente revertido también en otro récord, pero negativo.
De momento algunas cosas marchan, como es el ejercicio continuo de venta de lo bien que van las negociaciones entre EE.UU. y China. La venta, por cierto, la realiza la Administración Trump, que no solo necesita la recuperación de los mercados para no diluir el efecto riqueza de los norteamericanos de a pie, sino también un éxito político que palie la reciente falta de victorias .
Hay que decir por otro lado que el mercado está dejando de lado lo referente al brexit en la medida en que llevamos en las mismas casi desde el día uno posreferéndum. Va hoy May a negociar con Bruselas un nuevo acuerdo que con toda lógica y legitimidad puede pedir, que no exigir, si bien siendo consciente de que la Unión Europea ni quiere ni puede ofrecer una salida a la carta. Por todo esto es por lo que el Banco de Inglaterra, que hoy se reúne con una total falta de claridad, sigue expectante a los acontecimientos.
La Europa continental, mientras, sigue peleando contra sus propios demonios. Por un lado el político, del que no hay novedades pero sí continuación de lo de siempre. Y por otro el económico, donde cada indicador que se publica sale a confirmar la ralentización que se ha extendido por toda la región. Caso algo más extremo es el de Alemania, que luchando contra la recesión, con los pedidos de fábrica suma otro dato más que corrobora el impacto negativo de las tensiones comerciales.
Buen día.