Tras la Reserva Federal, ayer fue el turno de el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco de Japón (BoJ). Ambas instituciones cumplieron con el guion preestablecido y mantuvieron sus tasas de referencia inalteradas, aunque los motivos por lo que lo hicieron son diferentes. En el caso de la primera la decisión no fue unánime, puesto que tres de los nueve miembros de su comité votaron por reducir el coste del dinero 25 puntos básicos. Detrás de esta decisión se encuentra una economía con una inflación pegajosa (2,6%) y una negociación salarial, que apunta a una subida de estos del 3%. Por su parte, Kazuo Ueda, gobernador del BoJ, no quiso que se le atragantasen las uvas a ningún inversor y dejó la normalización de la política monetaria para el año que viene. Debió tener muy presente las repercusiones que tuvo la subida de tipos de agosto.
El estado de forma de la economía americana es algo digno de admirar. En el tercer trimestre del ejercicio, el PIB estadounidense se expandió a un ritmo del 3,1% anualizado (vs. 2,8% estimado) impulsado por un aumento del consumo personal del 3,7% (vs. 3,6% estimado). Al mismo tiempo que las peticiones de subsidio por desempleo semanal salieron ligeramente mejor de lo esperado por los analistas, con unas peticiones de 220.000 por las 230.000 previstas. Asimismo, las peticiones continuadas se situaron en 1.874.000, cuando se esperaba que fuesen 1.892.000.
Los mercados de deuda se volvieron a teñir de rojo a ambos lados del Atlántico, tras las reuniones de los bancos centrales. En el caso estadounidense, la positivización de la curva se situó en niveles no vistos desde 2022. De una parte, el bono a dos años registró una caída de la rentabilidad exigida de 4 puntos básicos, hasta el 4,31%, mientras que, en la referencia a diez años aumentó en 5 puntos básicos hasta el 4,57%. En Europa, la deuda alemana también registró alzas en todos los vencimientos, siendo la subida de 2 pb en el papel a dos años y de 6 pb en el diez años. Por suerte para los inversores de renta fija, estas correcciones les facilitará el trabajo el próximo año, al partir de unos niveles de carry más elevados y unas menores expectativas de bajadas de tipos de interés.
Los parqués europeos abrieron a la baja tras las caídas del día previo en Estados Unidos, con un movimiento que se fue amortiguando con el paso de la jornada. Todos los sectores acabaron en números rojos, con el tecnológico (-2,74%) y el industrial (-2,11%) liderando los retrocesos. A nivel de referencia bursátil, el peor parado fue el FTSE MIB (-1,78%), seguido del Euro Stoxx 50 (-1,58%) y del Ibex 35 (-1,53%). Por su parte, las referencias estadounidenses se movieron en un rango estrecho durante gran parte de la sesión, con el S&P 500 (-0,09%) y el Nasdaq (-0,10%) cerrando con ligeros recortes. La nota positiva la puso el Dow Jones, que logró cortar una racha de diez sesiones consecutivas de caídas, con una ligera revalorización del 0,04%.
Finalmente, la agenda macroeconómica del día viene cargada. Por la mañana, en Europa conoceremos el índice de precios del productor de España, Francia, Alemania y Finlandia, así como la confianza del consumidor en la zona euro, Bélgica, Italia y Francia. Por la tarde, en Estados Unidos se verá la luz de los ingresos y gastos personales, el PCE del mes de noviembre y las expectativas de la Universidad de Michigan, en cuanto al entorno económico y de la inflación a corto y medio plazo.
Feliz viernes.