Buenos días.
Los mercados tienen eso que hace que cada día sea una aventura completamente diferente al día anterior, porque tan pronto se vive la euforia o se pasa, primero al «standby» y después a la depresión. La falta de consistencia de las subidas post-BCE hace pensar que estamos inmersos en ese punto intermedio de duda en el que los inversores necesitan algo más. Y en ese algo «más aventura» mucho tiene que decir la clase política, como muy bien se encargó de recordar Draghi a todos los líderes europeos ayer. Es decir, menos dopaje y más esfuerzo, aunque duela.
Hay fragilidad económica en Occidente, si bien los precios del petróleo están ejerciendo de soporte, aunque de momento solo estén sirviendo para reducir unos niveles de endeudamiento privado desorbitado. Las reacciones que estamos viendo en las últimas semanas responden a multitud de factores, que van de la oportunidad que muchos ven en unas cotizaciones hundidas, a repuntes en base a la debilidad relativa del dólar después de que Yellen dejara en tres las subidas de tipos previstas para este año.
En lo que a la macro corresponde, Europa mantiene el rumbo, mientras que EEUU va dejando signos positivos. Empezando por el Viejo Continente, las dos décimas que ha vuelto a ceder la inflación del bloque en febrero pueden servir para justificar la última ronda de medidas del BCE. En lo que respecta a la primera potencia, los adelantados de la industria dan luz al futuro del sector, pues así como lo hiciera el regional manufacturero de Nueva York la semana pasada, el de Filadelfia ha vuelto a terreno positivo. Abarcando un espectro más amplio, el índice de indicadores de tendencia rompió una racha de dos meses en negativo gracias a un crecimiento de una décima, lo que de nuevo reafirma que el futuro inmediato de EEUU pueda ser bastante más deseable de lo que aparentaba escasas semanas atrás.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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