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27/12/2019 AUTOR: Ignacio Perea Análisis & Inversiones

Cuando el río suena…

Cuando el río suena...

Recientemente un cliente de una empresa industrial, con muchos años de solera y vinculada al acero, compartía conmigo una reflexión sobre todo el ruido que hay alrededor de la sostenibilidad y reivindicaba los chatarreros de toda la vida, como exponentes avanzados de la economía circular, aunque ellos no lo supieran.

Y tenía su punto de razón pues, aunque hablar de desarrollo sostenible ahora suena muy moderno, este término se remonta a la friolera de 32 años por la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas. Su fundamento, simple y complejo a la vez, es satisfacer nuestras necesidades sin comprometer la satisfacción de las futuras generaciones.

En cualquier caso, parece innegable que el concepto de sostenibilidad ha recibido un importante impulso en nuestro país en 2019 desde diversos ámbitos:

Rentabilidad: Se ha podido constatar en diversos estudios que se pueden generar retornos iguales o mejores que sus equivalentes tradicionales, añadiendo filtros adicionales a los ya habituales de volatilidad o caída máxima. La selección de mejores prácticas de negocio favorece la reducción de los riesgos de cola, a pesar de restringir el universo de inversión. Es más, la inclusión de inversión de impacto, como los microcréditos, ha mostrado un claro un efecto descorrelacionador en las carteras que los hubieran incluido, terminando 2018 en positivo.

Demanda: Según el último estudio sobre “La inversión sostenible y responsable en España” realizado por Spainsif y presentado el pasado mes de octubre:

– Por un lado, los activos bajo gestión enfocados a esta temática crecieron en 2018 más del 13% respecto al año anterior, incrementando su tamaño en un 70% en los últimos 5 años.

– Por otro, el peso del cliente minorista se ha doblado en 2018, pasando del 7% al 15%, duplicando su tamaño en apenas un año.

Oferta: La mayor parte de las gestoras de nuestro país han incluido productos sostenibles en su gama. Esto ha impulsado que las redes tradicionales bancarias hayan ofrecido proactivamente productos sostenibles a sus clientes y hoy, cualquier catálogo financiero que se precie incorpora soluciones de este tipo.

Regulación: la Comisión Europea ha decidido acercar la inversión sostenible a sus ciudadanos. Lo hizo impulsando tres líneas de trabajo:

– Creando una taxonomía verde europea, cuyo informe técnico preliminar está ya acabado, para determinar si una actividad es económicamente sostenible o no. Se estima que pueda convertirse en directiva a lo largo de 2021.

– Potenciando el desarrollo de estándares y etiquetas para el diseño de productos socialmente responsables.

– Evaluando, junto a otros elementos como la tolerancia al riesgo, las preferencias del cliente en materia de sostenibilidad a la hora de dar una recomendación de inversión.

Como fin de fiesta sostenible, nuestro país organizó, en tiempo récord, la cumbre sobre el clima. La cobertura masiva de este evento en todos los medios de comunicación y la movilización de todo tipo de personajes mediáticos —desde Greta Thunberg a Alejandro Sanz pasando por Harrison Ford— ha sensibilizado a la opinión pública nacional sobre la necesidad de pasar a la acción.

Queda mucho por andar, pero esperemos que se cumpla el refranero español y que “cuando el rio suena, agua lleva” y, por favor, que sea potable…

Ignacio Perea
Director de Inversiones

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