Los mercados son, hoy por hoy, como un juguete roto. Cuando pensamos que están tratando de encontrar un suelo, que están respetando ciertos niveles de soporte, sucede otra jornada con caídas del entorno del 3%. Descensos que hace poco más de un mes nos habrían parecido, cuando menos, agudos, pero que hoy, después de haber vivido más de una (y de dos) sesiones con resultados de -9% en las últimas semanas, casi miramos con conformismo. La buena noticia es que con total seguridad después de la tempestad llegará la calma, y cada día que pasa estamos más cerca de ese momento.
Y eso que ayer por un momento parecía que, aunque Europa amaneció nuevamente teñida de rojo, la Reserva Federal iba a conseguir darle la vuelta a la tortilla. Así, Jerome Powell anunciaba un programa muy amplio, prácticamente ilimitado, de apoyo a la economía americana. A los tipos cero que instauraron hace unos días, ayer se unía la ampliación de los tipos de activos que la institución puede adquirir en el marco de su programa de compras, así como líneas de financiación directas a la economía real: empresas y consumidores. A eso de la una del mediodía los futuros americanos subían aproximadamente un 1% y los índices continentales recuperaban parte el terreno perdido durante la mañana. Pero con el mercado americano ya abierto, las caídas alcanzaban el 4-5%. Y con los parqués comunitarios cerrados, Wall Street luchaba por ver el vaso medio lleno, cosa que al final, como muchas otras veces, solo vieron el Nasdaq y sus compañías tecnológicas. Y estos, amigos, son los mercados en los que tenemos que navegar últimamente. Un mar de volatilidad dirigido por ese animal spirits del que nos hablaban en primero de economía.
Como anticipo a nuestra intervención de mañana, hoy conoceremos los niveles PMI de actividad en Europa correspondientes al mes de marzo. Como muestra un botón (francés): su indicador del sector manufacturero aguanta como puede y marca niveles de 42,9 puntos. La preocupación viene por el de servicios, mucho más relevante en una economía desarrollada, que se ha desplomado hasta los 29,9 enteros. Nada que nos pueda sorprender cuando todos estamos metidos en casa y aquello no esencial permanece con las persianas bajadas.
Buen martes.