Podríamos comparar la actual situación de las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos con un domingo nuboso: en realidad el sábado nos dormimos pensando en la gran cantidad de cosas que vamos a hacer ese último día de la semana, pero cuando nos despertamos y vemos las nubes que amenazan lluvia, el plan cambia y ya no queremos ser tan activos. Gran diferencia entre lo que iba a ser y lo que fue.
Estados Unidos quiere que se produzca cuanto antes una primera firma. No sé si como victoria a utilizar en campaña electoral o porque realmente son conscientes de que la situación ya está afectando a la economía norteamericana. En cualquier caso, China no tiene ese horizonte político cortoplacista, por lo que están cómodos retrasando la foto hasta que en Washington se comprometan formalmente no solo a retirar los aranceles previstos para diciembre, sino también parte de los ya establecidos en septiembre. Así sucede que el mercado ya no es tan optimista y muestra una actitud conservadora, pensando casi más en que el acuerdo sea del tipo del domingo cubierto que del sábado de sol. De hecho, los índices cerraban la sesión prácticamente donde la abrieron.
Algo más de contenido nos daba ayer la agenda macroeconómica, donde el ISM no manufacturero de Estados Unidos conseguía repuntar, sumándose a los buenos datos que presentó la partida de consumo interno en el PIB y las “no-negativas” cifras de empleo. Es evidente que el sector servicios, el más importante en las economías desarrolladas, continúa sosteniendo el crecimiento económico.
Mientras tanto, en Europa vivíamos una jornada sin grandes noticias políticas (que ya es raro) y a la espera de conocer hoy, a través de los PMI de servicios, el estado de nuestro sector terciario.
Buen día.