La administración pública está cerrada y aquí no pasa nada.
Los mercados no están para líos políticos y, si no, que alguien explique por qué Wall Street alcanzó un nuevo máximo histórico el viernes intuyendo que el cierre del Gobierno era inevitable. Parece que afectar, va a afectar poco, pero lo cierto es que podemos sufrir una «huelga» de indicadores por este hecho, aunque también sabemos que el dólar, los bonos o la bolsa sí van a seguir dando precios pase lo que pase.
EE.UU. necesita abrir tanto como Alemania necesita un Gobierno de una vez. Aprobada la negociación para reeditar la Gran Coalición, esta tiene pinta de poder alargarse en el tiempo por culpa de la división socialdemócrata. Aunque esto es importante, a nosotros españoles igual nos preocupa más la subida de rating de la calificación soberana por parte de Fitch, todavía con la crisis catalana bien abierta. Todo un señor reconocimiento a la larga travesía por el desierto.
Justo a travesías a ninguna parte es a lo que se enfrenta el Reino Unido, ahora más que nunca que están que brexit sí, que brexit no, que no lo sé. Las ventas minoristas de diciembre de las Islas volvieron a sufrir una caída intermensual, que sin embargo, de momento no se traduce en números negativos interanuales a pesar de tener una tendencia marcada a la baja. Es el mismo camino que está siguiendo la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan, que con el último, ya suma tres datos consecutivos hacia abajo, quizás indicando que las familias norteamericanas ven algo que escapa al resto de indicadores.
Buen día.