Buenos días.
La sesión de ayer miércoles servía para recibir una serie de actualizaciones sobre el estado económico de los principales bloques durante la cual los resultados empresariales pasaron a un segundo plano. Tan sólo la novedad, o «novedad», que supuso el tijeretazo del rating de Grecia por parte de S&P en base a un escenario financiero desastroso se atrevió a robarle el protagonismo a los banqueros centrales.
El primero era el BCE y una rueda de prensa anodina como de costumbre de no ser por la aparición estelar de una activista. En cuanto al mensaje, satisfacción del organismo por el impacto del QEuropeo y sorpresa de Draghi por el rumor infundado de que la recuperación de la actividad de la zona euro y de la inflación (ayer fue el dato alemán el que subió) pudieran forzar un final anticipado del programa.
En EEUU la publicación del Libro Beige de la Fed confirma el crecimiento durante marzo, pero señala con el dedo al petróleo y al dólar como causantes de despidos en el sector manufacturero. Además, no paran de sucederse las declaraciones de algunos de los miembros del FOMC, cuyas intenciones para normalizar la política monetaria, además de ser cada vez más nítidas, chocan contra la esperanza de unos mercados que no ven suficiente base macroeconómica para dar ese paso. Ayer se publicaron regional de actividad de Nueva York, producción industrial y confianza de los constructores-NAHB, de los cuales únicamente el tercero mejoró previsiones y lectura anterior.
Y por último, el petróleo, que subía por encima de los 60 dólares el barril de Brent y de 55 el West Texas debido a que los inventarios de crudo de EEUU se quedaron por debajo de las estimaciones. A pesar de todo, cautela con este activo, puesto que los frentes abiertos con incidencia directa son demasiado numerosos y complejos para tomar una decisión a la ligera.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones