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23/09/2022 AUTOR: Jorge González Morning meeting

Que cada uno ajuste como pueda

Aún con la resaca de la reunión de la Reserva Federal, ayer era el turno de las entidades monetarias del Reino Unido, Noruega, Suiza y Japón.

 

Comenzando por el caso británico, el BoE aumentó en 0,5% hasta 2,25% y aún no se ha atrevido a dar el paso de los tres cuartos de punto, como sí hiciera la Fed el miércoles. Si bien es cierto que no hubo consenso, ya que tres miembros querían alzar el coste del dinero en 75 puntos básicos y uno en 25 puntos básicos. El banco ha revisado a la baja su previsión de inflación del 13% al 11% de cara a los próximos meses después de las decisiones del gobierno de limitar los precios de la energía. Las nuevas previsiones de crecimiento se establecerán en noviembre, después de la presentación de los presupuestos.

 

En el caso del organismo helvético, ante la subida de los precios de bienes duraderos y servicios, el SBN ha decidido acelerar su ritmo de ajuste y ha posicionado los tipos en terreno positivo. Además, dejaban la puerta abierta a un nuevo ascenso en la próxima reunión. Las previsiones de inflación apuntan al 3% en 2022, un 2,4% en 2023 y un 1,7% en 2024, y eso que la meta a largo plazo se mantiene en el 2%. El organismo aún espera un crecimiento del 2% este año, pero reconoce importantes riesgos a la baja para la actividad y riesgos al alza para la inflación.

 

Por su parte, el Banco de Noruega ha acrecentado las tasas clave en 50 puntos básicos hasta 2,25% tal y como se esperaba. También argumentaba las preocupaciones por la inflación y espera tener que hacer otros ajustes en los tipos para alcanzar el 3% al final del año. Las previsiones de crecimiento se han revisado a la baja hasta el -0,3% en 2023 y el 0,4% en 2024.

 

Las medidas de los diferentes bancos centrales están impactando de una manera importante a los mercados de renta fija y de divisas. Dichos activos están viviendo un año mucho más volátil de lo habitual y están provocando grandes dolores de cabeza a los inversores y al resto de organismos reguladores. Un buen ejemplo es el comportamiento del yen. La moneda japonesa repuntó ayer bruscamente después de registrar mínimos de veinticuatro años en 145,90 por dólar y obligar al Banco de Japón a intervenir. La devaluación de la moneda ha llegado a un punto en el cual el organismo no ha tenido más remedio que actuar. Parece poco probable que consiga detener la depreciación mientras continúe sin subir los tipos de interés, pero seguro que algún inversor se lo piensa dos veces antes de volver a ponerse corto de la divisa nipona. Quién sabe si es el comienzo de una guerra de divisas, pero la realidad es que la determinación de la Fed está haciendo daño a las divisas de todas las economías desarrolladas. Otro buen ejemplo lo tenemos con nuestro euro, que ya cotiza a 0,98 dólares sin ningún tipo de rubor.

 

En cuanto al resto de mercados, los bonos vivieron ayer una nueva jornada de ventas. El alemán a diez años se sitúa a las puertas del 2% y el americano por encima del 3,7%. Además, la curva americana se mantiene invertida (aunque menos que el miércoles), ya que la referencia a dos años se sitúa en el 4,1% tras once días consecutivos de ventas (algo que no se veía desde 1976 según las cifras de Bloomberg). Tampoco se libraron de las ventas los mercados de acciones, en los que las de crecimiento caían más que las defensivas y las de valor, y eso que hasta los últimos quince minutos todo apuntaba a que Wall Street iba a poder evitar cerrar en números rojos.

 

Hoy tendremos los PMI compuestos, pero toda la atención la centrará la rueda de prensa de Powell.

 

Buen fin de semana.

 

Jorge González Gómez
Director de Análisis

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