Con la temporada de presentación ya arrancada, Google tomaba el testigo para, con un crecimiento de los beneficios del 74%, justificar las valoraciones que muchas veces los inversores consideran injustificadas para el sector de la tecnología. Aunque justo no es el caso de Google, puede servir para hacer una aproximación. En el caso de los grandes bancos, de americanos pasamos a los europeos, que aunque solo sea para empezar, también lo han hecho con cautela. UBS batió cifras, como sus comparables de EE.UU., pero también se vio penalizado por unas perspectivas no tan halagüeñas, de nuevo como sus homólogos del Atlántico occidental.
Fuera del mundo de la microeconomía, el mercado está siguiendo muy de cerca el comportamiento de la curva de deuda de EE.UU., pues cualquier movimiento malinterpretado puede llevarnos a repetir los primeros días de febrero. El que el Treasury a diez años pueda tocar y superar el 3% entra dentro de la lógica de la normalización monetaria, si bien los efectos psicológicos no se pueden calibrar más allá del miedo. Curiosas subidas de rentabilidad en todo caso en un entorno en el que la inflación no termina de aparecer y el crecimiento se ralentiza.
Precisamente de crecimiento trataba ayer el calendario de indicadores económicos en Europa. El PMI compuesto de la zona euro para abril se quedó donde estaba, por encima de los 55 puntos. Es decir, aún hay crecimiento estable, también entendido como que ni hay tanto como había hace escasos meses, ni tan poco como cabría haber esperado en el peor de los escenarios. Y el euro mientras, sin saber si subir o bajar.
Buen día.