Llegó el día. La jornada que todos los europeos estábamos esperando, sobre todo los endeudados. Y con todos los inversores expectantes a lo que pudiera hacer el BCE, el resto de banqueros centrales se pusieron celosos e intentaron robarle el protagonismo.
Pero, por mucho que a algunos les pese, Lagarde, sin decir nada, acabó siendo la reina del día, con permiso de su majestad Isabel de Inglaterra. El organismo ha decidido aumentar todas sus referencias (repo, depósito…) en 0,75%. El mayor incremento de una tacada de su historia. Además, la inflación sigue siendo demasiado alta y una preocupación (apunta a la necesidad de estabilizar las expectativas de inflación) y esto debería justificar otros ajustes futuros. Sin embargo, el enfoque de reunión por reunión prevalece en lugar de una proyección sobre sus actuaciones futuras. De hecho, las proyecciones de inflación se han revisado al alza (8,1% para 2022; 5,5% en 2023 y 2,4% en 2024) y todo apunta a que los precios seguirán aumentando más del 2% en 2024, lo que podría ser una señal de que se va a seguir endureciendo la política monetaria. El escenario de crecimiento (escenario base) se mantiene positivo sin recesión a la vista (se espera una desaceleración y un estancamiento en el cuarto trimestre de 2022 y en el primer trimestre de 2023), por lo que el BCE se siente cómodo con futuras subidas de los tipos de interés: 3,1% en 2022, 0,9% en el 23 y 1,9% en el 24. Estas cifras son parecidas al consenso actual, pero no reflejan las crecientes preocupaciones y la alta probabilidad de una contracción en los próximos trimestres como consecuencia de los precios energéticos. Debido a la subida de los tipos de depósito (del 0% al 0,75%), el sistema de reparto del exceso de reservas ha finalizado. No hay cambios en el proceso de reinversión de APP y PEPP, así como en el ITP. Además, no se hizo ninguna mención en la declaración escrita sobre el balance del BCE.
En el turno de ruegos y preguntas, Lagarde comentó que no hay debate sobre el quantitative tightening (política monetaria de los bancos centrales que tiene como objetivo la reducción de la oferta monetaria o del dinero en circulación, reduciendo así, sus balances financieros); tienen cierta preferencia por la gestión y el uso de los tipos de interés clave en la situación actual. Puso de manifiesto que también trabajan con un escenario alternativo a la baja para 2023: -0,9% en el PIB. Comentó que las referencias del precio del dinero se sitúan aún por debajo de los tipos neutros. De hecho, las expectativas del 1,5%-1,75% para diciembre estarían en ese nivel o ligeramente por encima. La estrategia de reunión por reunión no garantizaría ninguna desaceleración futura en el ritmo de los ajustes de los tipos. Lagarde mencionó que no tiene ningún objetivo en cuanto al tipo de cambio del euro, pero que el BCE mira a los mercados (sin más comentarios…). El BCE debería seguir encareciendo el dinero y se abre la puerta a ajustes aún elevados en las próximas reuniones. Una recesión efectiva podría cambiar el ritmo, pero la inflación tendrá que desacelerarse en paralelo con la actividad para cambiar la opinión actual del BCE.
Por su parte, Powell, presidente de la Fed, reforzó la postura de línea dura y rechazó que fuera a aflojar el ritmo de las subidas de tipos o vacilar en su lucha contra la inflación. Si bien las expectativas de inflación a largo plazo siguen bien ancladas y a corto plazo se han desplazado al alza. El trabajo de la Fed es asegurarse de que las elevadas expectativas de inflación a corto plazo no se transformen en expectativas a largo plazo. La Fed está tratando de orquestar un período de crecimiento por debajo de la tendencia con el mercado laboral más ajustado y las presiones inflacionarias más bajas. Este discurso, unido a las palabras de Lagarde, provocaron que los rendimientos de los bonos subieran. De hecho, el rendimiento real del bono americano a diez años terminó cerca de los máximos en el año, la curva se aplanó (la americana siguió invirtiéndose) y el dólar se fortaleció.
Como si fuera poco esto ya, Thomas Jordan, presidente del Banco Nacional de Suiza, comentó que no le sorprendía que el BCE hubiera dado un paso a adelante y hubiera acrecentado los tipos de interés en 75 puntos básicos, y que incluso no debería tener dificultades para aumentar un punto entero. Dichas declaraciones fueron interpretadas como una manifestación de que el organismo helvético subirá los tipos en más de 0,75% durante la reunión del próximo 22 de septiembre. El franco se apreció contra todas las monedas. Vale la pena recordar que el BNS se reúne una vez al trimestre, mientras que el BCE y la Fed se reúnen cada seis semanas. A medida que el BCE acelera las subidas de tipos, el BNS puede aumentar el tamaño de sus subidas menos frecuentes. Sin embargo, en general, se esperaría que el BNS hubiera preferido que el BCE aumentara más para permitir que el CHF se depreciara frente al EUR. El CHF es, con mucho, la moneda más sobrevaluada, mientras que el euro es el más infravalorado entre el G10. Una corrección parcial en el cruce ayudaría a la economía suiza a capear la desaceleración.
Por su parte, el BoJ se reunió durante la noche para abordar la caída del 25% del yen en lo que va de año. Sus declaraciones explícitas de que «los fundamentos por sí solos no pueden justificar estos movimientos» y «el gobierno está listo para tomar las respuestas necesarias en el mercado de divisas» no ayudaron a detener las pérdidas, ya que se consideran retóricas. El IPC actual es del 2,6% y se necesitan seis meses por encima del 3% para que veamos un incremento en el precio del dinero.
La semana que viene tenemos reunión del Banco de Inglaterra, y parece seguro que tendremos noticias importantes, sobre todo tras la subida de mediados de agosto, aunque el paquete de ayudas a las familias para contener la factura de la luz anunciado por la nueva premier podría dar un poco de oxígeno al organismo, que ve cómo se desboca la inflación.
Con todo, más allá de lo comentado en los mercados de renta fija y de divisas, las acciones tuvieron un día anodino pero positivo, que de vez en cuando se agradece. Las compañías value fueron las que peor se comportaron. El petróleo continuó cayendo. El resto de noticias macro no sorprendieron en exceso: las peticiones semanales de desempleo en EE.UU. se mantuvieron estables en 222.000; el IPC de China se quedaba por debajo de expectativas y bajaba a 2,5% desde 2,7% en julio; y la tasa de desempleo de Suiza continúa disminuyendo.
Hoy tendremos reunión extraordinaria de líderes de la Unión Europea para abordar los problemas energéticos. A ver qué se les ocurre esta vez a nuestros líderes.
Buen fin de semana.