Día de esos que se llaman de transición ayer lunes, si bien convendría catalogarlo como casi vacío de contenido.
Sucede muy a menudo cuando es festivo (también en las bolsas) en EE.UU., como fue el caso, que se conmemoraba el cumpleaños de Martin Luther King.
A falta de indicadores económicos y resultados de compañías, lo más notorio era la cotización alcanzada por el euro frente al dólar, que rompiendo los 1,22 se sitúa en máximos desde finales de 2014. A la vista de la teoría, estos movimientos no tienen mucho sentido, pues los diferenciales de tipos de interés indican que el cruce quizás debiera hacer todo lo contrario, pero esto es el mercado. Queda entonces otra posibilidad abierta, que hace mención a los «desequilibrios» comerciales entre ambas regiones, favorables estos a Europa. Claro que hacer apuestas sobre la divisa siempre es aventurado de más.
Luego está algo a lo que sorprendentemente se está dando muy poco bombo en todos los medios, ya sean generalistas o especializados. Hablamos del cierre del Gobierno federal de EE.UU. si republicanos y demócratas no alcanzan un acuerdo para el final de la semana. Pero lo cierto es que ya lo hemos vivido en otras ocasiones: o hay pacto de última hora para salvar la cara o, como ya vimos en octubre de 2013, se ejecuta el cierre, aunque a diferencia de lo que podría suceder en Europa continental, ese extremo no supone el fin del mundo.
Antes de terminar por hoy puede ser adecuado comentar la quiebra de la constructora británica Carillion, un asunto que más allá del tamaño, que no es poco, nos recuerda que los riesgos de impago siempre estarán presentes por mucho QE que inflen los bancos centrales.
Buen día.