Buenos días.
La tregua de los bancos centrales puede llegar hoy mismo a su fin, tocando a rebato o a trincheras, según se hayan levantado los inversores. La reunión del BCE será seguida con mucho detalle en la medida en que nos pueda dar pistas sobre las intenciones de este banco central después del brexit. Los optimistas de entre los optimistas esperan para ya más medidas, pero, al igual que ya hiciera la semana pasada el Banco de Inglaterra, suma más enteros la posibilidad de la cautela, no vaya a ser que cuando de verdad sean necesarias hayan cavado su propia tumba.
Con la alargada sombra del referéndum encima, las consecuencias no parecen haber llegado a la vida real todavía, si es que tienen que hacerlo. El paro en las islas sigue perforando mínimos, a pesar de que la confianza sí es cierto que ya está en pleno hundimiento. Pero para ayudar, la primera ministra ya ha confirmado que hasta el año que viene no va a activar el artículo 50 con el que comenzar la separación entre el Reino Unido y la Unión Europea. En lo que aún es y siempre ha sido Europa, el indicador de confianza de los consumidores del bloque comunitario indica que el efecto del brexit es prácticamente nulo, contrario al ZEW publicado hace dos días, que mostraba un sentimiento económico muy deteriorado por culpa de la misma razón.
Bancos, los más visibles de entre cualquier grupo de compañías cotizadas. Los resultados de las grandes entidades financieras estadounidenses están siendo, en general, positivos. Primero fue el turno de JP Morgan, seguido de otros como Citi o Goldman Sachs, todos ellos mostrando una cierta mejora, y más aún después del descalabro que para sus cuentas supuso el peor arranque bursátil en demasiados años. El último en sumarse a esta lista de privilegiados es Morgan Stanley, que aunque ha presentado beneficios un 14% inferiores respecto al año pasado, ha batido las previsiones de los analistas, si bien aún impera la prudencia.
En estos momentos en los que a los mercados no les faltan frentes abiertos, el golpe de Estado en Turquía ha sido completamente ignorado, bien por el final, bien por el mayor poder que está concentrando Erdogan. Pero quienes aquí nunca perdonan son las agencias de rating, que ya han empezado a degradar la nota soberana a grado especulativo/high yield, que suma a la bajada de tipos de un banco central que sigue luchando por su independencia de las injerencias políticas.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones