Una excusa como la política es lo que necesitan los inversores para aprovechar a provocar alguna caída después de tantos meses al alza.
Y lo cierto es que desde ese segmento no van a faltar excusas, aunque por encima de todos domina la figura de Trump, encarnado en la esperanza de que las compañías de EEUU aumenten sus beneficios según las bases de su programa fiscal. El problema sale de las ganas que tienen muchos de empezar a airear la posibilidad de un impeachment a cuenta de las relaciones con Rusia, lo que lleva directamente al miedo y el refugio.
Debía de ser ayer el día del «pon en la picota al presidente», porque no sólo a Trump le crecen los enanos, sino que al sustituto de Rouseff, Michel Temer, le ha tocado el turno de caer en el centro de la diana por nuevos escándalos de corrupción en Brasil, con el consiguiente desplome de los activos del país.
Por el contrario, el proceso de separación entre el Reino Unido y la Unión Europea no está siendo todo lo traumático que cabía esperar a 31 de diciembre del pasado año, cuando se han cerrado las previsiones para los próximos doce meses. Y si no, que mejor que fijarse en la tasa de paro británica, que no ha hecho sino caer con independencia del grado de amistad que se alcance entre las dos orillas del canal de la Mancha. Claro que siempre con truco, pues la fuerte subida de la inflación, provocada por el hundimiento de la libra, sí está suponiendo un tope para los salarios.
Decir que la llegada de Trump o de cualquier otro ha supuesto automáticamente crecimiento sería recortar la verdad en mucho, pues al menos en EEUU, la mejora de los indicadores es anterior a la victoria del magnate. Y esto se ha ido trasladando poco a poco a los resultados de las compañías, tanto allí como aquí, pues con el calendario de presentación ya oficiosamente concluido, la foto no es buena sólo por batir las previsiones, sino por la revisión al alza de cara a los próximos meses.
Además están los indicadores económicos, que no han cambiado en casi nada el panorama. Los últimos datos de EEUU muestran que el consumo vuelve a reactivarse después de un breve parón, por lo que se neutraliza, aunque sólo sea por el momento, el miedo a un cambio de tendencia. Siguiendo con tendencias, por lo que a Europa se refiere, la última lectura de inflación demuestra que el impacto de la energía sigue siendo lo suficientemente elevado como para hablar del comienzo inminente de un tapering por parte del BCE. Para terminar con el repaso geográfico, el PIB japonés ha sido capaz de batir las previsiones, además de hacerlo a través del consumo y la inversión empresarial, por lo que se ha reducido la dependencia del exterior incluso con un yen depreciado.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones