Quitando que la sesión de mercado en sí no nos dejó nada especial más allá de que el euro perdía el 1,18 contra el dólar, todo lo malo que podía ir pasando ayer fue sucediendo de poco en poco.
Únicamente nos quedamos sin saber si en Italia se repite la idea de un gobierno técnico o si son las elecciones las que vuelven a tener lugar, aunque no es ahora lo que más teme nadie.
En primer lugar, Donald Trump confirmó que se sacabaron los tiempo de paz con Irán, que rápidamente amenazaba con volver a adoptar la diplomacia nuclear que tan buen resultado le ha dado siempre a la dinastía comunista de los Kim. Pero previamente Argentina ya había pasado por la ventanilla del FMI para conseguir una línea de financiación que el mercado le está negando, no por nada, sino por el extenso y nefasto historial financiero que acumula aquel país, mande quien mande.
Esto, traducido a mercado, ya está añadiendo un extra de volatilidad a nivel general, si bien el petróleo ha tenido un comportamiento que confirma que los inversores ya se habían posicionado al alza. Con el Brent consolidad alrededor de los 75 dólares y sabiendo que predecir su cotización futura roza el imposible, por qué no pensar que pueda seguir subiendo a pesar de que la oferta crezca día a día. Claro que de suceder, no vale hablar de presión inflacionista si no es por el efecto de la demanda. O por lo menos así es para fijar la política monetaria.
Por la parte de los indicadores sí fue una sesión positiva. Primero porque la subida de la producción industrial de Alemania en marzo es uno de los pocos datos de las últimas semanas, si no el único, que se registra en Europa, producto quizás de la estabilización de la que se viene hablando. Y en EE.UU. mejores noticias si cabe, dado que la confianza de las pequeñas compañías, medida por el NFIB, suma una décima, especialmente positivo cuando se trata del eje productivo de cualquier país.
Buen día.