Trump ha cumplido al menos con la promesa de presentar un ambicioso programa de reforma fiscal para EEUU.
Ahora, que se cumpla ya es otra historia muy diferente. La nueva Administración está plenamente convencida de impulsar la actividad económica del país facilitando la creación de empleo, aunque trabajadores cualificados no es que sobren. La receta es reducir el impuesto de sociedades para situarlo entre los más bajos del mundo, además de reducir los tramos del IRPF norteamericano, haciendo otros malabares como eliminar deducciones para cuadrar unos presupuestos que de esta manera se van a ver descompensados. Otro punto más fue la repatriación de capitales, sobre la que hay grandes palabras pero escasez de números por el momento.
Hasta aquí todo pinta muy bien, pero el problema es que las cámaras legislativas apoyen la medida estrella con la que Trump pretende alcanzar un crecimiento muy alto para lo que es costumbre. Y así es como reaccionaban las bolsas, más convencidas de que los demócratas no van a facilitar la labor y que los republicanos no parecen muy dispuestos a alimentar el déficit. Bueno, también que los mercados ya han subido al calor de esperar este anuncio.
No sólo sobre el interior se expresaba el presidente de EEUU, puesto que reforzó el cambio de postura al hablar de la predisposición a negociar, que no bombardear, el tratado de libre comercio de América del Norte. A tal cambio hay que sumarle la caída en el olvido del muro mexicano o lo poco que se viene hablando de la inversión en infraestructuras.
Con esto, la reunión que hoy celebra el BCE ha quedado completamente eclipsada. Los inversores no esperan ningún movimiento, no ahora, que desde luego, sino en el corto plazo. Pero sí que hay mucha expectación con la posibilidad de que haya mención alguna al tapering ahora que empieza a cotizarse «algo» al respecto. El Banco de Japón ya ha hecho sus deberes al mejorar las estimaciones de crecimiento en plena ola de mejora global, solo que a cambio de tener que recortar las de inflación, lo que viene a decir que al QE aún le queda vida.
En cuanto a la temporada de resultados, el turno de la banca europea está resultando muy satisfactorio por los mejores márgenes y el negocio en general, aunque quizás sea más notorio que las entidades financieras del continente ya no tengan a los inversores completamente en contra.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones