Y lo alcanzamos con unas subidas probables pero no tanto esperadas.
Por el momento los indicadores económicos siguen acompañando; además se espera que las compañías muestren buenas cifras del cuarto trimestre con mejores perspectivas para los próximos meses, y encima queda un escenario político internacional sin sobresaltos fuertes, pero que siempre puede desvirtuar el buen momento del mercado.
Después de las última actas del BCE se puede pensar en cifras de inflación crecientes en el bloque y así lo está cotizando el mercado, para el que las posibilidades de subidas de tipos (de depósito) son cada vez más reales, además de contar con el apoyo incondicional de la siempre ortodoxa Alemania. Alemania, por cierto, que ya está a un paso de reeditar la Gran Coalición que permitirá a Merkel seguir marcando el camino de los europeos… Y de los alemanes, claro.
Donde los precios podrían estar ya subiendo es en EE.UU., según rezan los últimos datos del IPC. Claro que también es cierto que ya hemos sufrido estos espejismos antes. Ahora lo que sabemos es que en diciembre el indicador general se ha puesto en el 2,1%, unas décimas por debajo de donde venía. Pero es que es el IPC subyacente, ese que no tiene en cuenta la energía, el que importa, y como este sí escala una décima más entonces los inversores dan algo más de credibilidad a las tres subidas de tipos para este año.
En materia de resultados, la reforma fiscal de Trump ya está empezando a dejar huella. Así como a Wells Fargo le ha supuesto un estímulo porque al fin y al cabo los bancos van a pagar menos impuestos, los ajustes que se ha visto obligado a realizar JP Morgan por culpa de la medida han provocado un descenso de los beneficios, si bien es cierto que han reconocido las bondades que debe tener más allá de este primer impacto.
Buen día.