¿Un ligero malentendido como el de la semana pasada? ¿El bajísimo nivel del VIX (índice de volatilidad) es extrapolable al resto de activos? ¿Los inversores están preparados para un cambio de escenario?
Y así podríamos seguir por los siglos de los siglos. Y seguro que responder a todas estas preguntas no nos dejará una respuesta unánime, pero días como el de ayer nos ayudan a entender qué hay bajo el mercado. Porque tan solo eliminar un par de palabras de las actas de la última reunión del BCE sirvió para desestabilizar la tranquilidad reinante, quedando claro al menos, que hay más miedo latente del que nos pudiéramos creer.
Tal y como sucedió la semana pasada con las declaraciones de Mario Draghi, las actas del BCE han osado tocar el tema tabú, el final del QE. Aunque posiblemente la reacción haya sido exagerada, eso no quita que los mercados están empezando a interpretar que algo se mueve en el interior del regulador. Claro que como bien dice el propio banco central en su comunicado, la zona euro tiene un problema llamado inflación. O más concretamente, falta de la misma. Y encima mientras la recuperación se va consolidando, lo que desorienta aún más a los inversores.
En esto de los mensajes cruzados de política monetaria EEUU nos lleva una ventaja colosal. Y en términos de recuperación siempre sabe situarse por delante con pequeños altos como ahora. Sin embargo, en estas dos semanas algo está mejorando. El ISM de servicios es la última referencia que refrenda este cambio, pues muchas de las subpartidas registran crecimiento en junio, lo mismo que con el equivalente del sector industrial. Por el contrario, ADP comunicó haber procesado menos nóminas de las previstas y también por debajo de mayo, si bien estamos hablando de un mercado laboral con falta de oferta disponible (que no real), por lo que las cifras pierden parte de su alarmismo.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios
Dirección de Inversiones