En los últimos tres días no hemos visto grandes movimientos en los mercados más allá de consolidaciones de niveles o tomas de beneficios. Que sí, que ayer fue la peor sesión en Wall Street de todo junio pero es que el número de sesiones negativas del S&P500 en este mes es menor que el número de tentáculos que tiene un pulpo sano y los días rojos del Nasdaq se cuentan con los dedos de una mano.
Y en medio de este panorama, tenemos a Donald Trump entretenido con Irán. A la noticia que ya conocíamos de que el presidente abortó un ataque sobre el país iraní cuando los aviones ya volaban hacia allí, hoy se suman nuevas amenazas de hacer lo propio si algún dominio americano sufre el más mínimo daño. De su libro “Nunca tires la toalla” sabemos que a Trump le gusta alargar las negociaciones como táctica de presión con su interlocutor. El hecho de que, más tarde, la dialéctica conciliadora se abriera paso puede indicar que el episodio no ha sido más que una artimaña del proceso.
Jerome Powell siempre ha sido el que ha tratado de poner algo de cordura a toda la situación actual, pero ahora “donde dije digo, digo Diego”. Ayer, el presidente de la Reserva Federal dijo que el organismo sigue comprometido con la expansión económica del país, queriendo hacerse más halcón de lo que pareció la semana pasada. Para paloma ya tenemos a James Bullard, miembro del comité de la Fed, que parece dar por hecha la bajada de tipos. Eso sí, de 25 puntos básicos y no de medio punto como esperan algunos. No están locos, que saben lo que quieren, ¿no?
Buen día.