La tensión en Medio Oriente alcanzó un nuevo pico este fin de semana con la intervención militar conjunta de Estados Unidos e Israel contra Irán, marcando una escalada que podría desestabilizar la región y generar repercusiones económicas globales. Los bombardeos, dirigidos a instalaciones nucleares clave como Fordó, Natanz e Isfahán, fueron anunciados como una medida para detener el avance del programa nuclear iraní, que, según ambos países, estaba a punto de producir armamento nuclear.
En respuesta, el Parlamento iraní votó a favor del cierre del estratégico estrecho de Ormuz, a través del cual transita el 20% del petróleo mundial. Esta medida, de implementarse, podría desencadenar un impacto grave en los mercados energéticos globales, poniendo en riesgo el suministro de crudo y exacerbando las presiones inflacionarias a nivel mundial.
Estos eventos no solo redefinen el escenario geopolítico, sino que también imponen nuevos desafíos económicos y estratégicos en un contexto ya marcado por tensiones comerciales, incertidumbre en los mercados y la reconfiguración de alianzas globales.
Tras los ataques de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán, los mercados financieros han comenzado a reaccionar ante la creciente incertidumbre, pero de manera relativamente tranquila. Los primeros mercados en abrir ya cotizan con dichas noticias: a las 7:30, el Nikkei cae un mero 0,15%, China incluso cotiza en verde, el treasury aumenta rentabilidades hasta 4,38% en el caso del diez años, mientras que el dólar se aprecia frente al euro un 0,2% hasta 1,15. Por su parte, el oro, tras haber llegado a 3410 dólares por onza, vuelve a 3370 y, como dato más esperado, el petróleo Brent se dispara hasta los 76,2 dólares por barril, después de haber tocado máximos de cuatro meses. En cuanto a los mercados aún cerrados, los futuros de las bolsas europeas y americanas apuntan a caídas de entre el 0,2% y el 0,75%.
Aunque la reacción del mercado ha sido moderada desde el ataque inicial de Israel a principios de este mes —con el S&P 500 apenas un 3% por debajo de su máximo histórico—, la posibilidad de que el conflicto se intensifique genera nerviosismo. Los movimientos más pronunciados podrían venir si Irán decide bloquear el estrecho de Ormuz, como anunció ayer su Parlamento, o si opta por ataques directos contra fuerzas estadounidenses en la región. Es posible que el conflicto permanezca localizado, pero la situación sigue siendo impredecible y cambia cada hora. A pesar de los riesgos, la presión a la baja en los mercados de renta variable podría ser limitada en el tiempo. Muchos gestores ya habían reducido su exposición y el aumento en la demanda de coberturas sugiere que los inversores se estaban preparando para escenarios más complejos.
Echando la mirada atrás, la semana pasada estuvo marcada por decisiones clave en política económica, tratados comerciales en proceso y datos macroeconómicos significativos que impactaron en el comportamiento de los mercados globales. Tanto la Reserva Federal como el Banco de Inglaterra mantuvieron los tipos de interés estables, mientras que el Banco de Suiza volvió al 0%. En el Reino Unido, la inflación mostró signos de moderación, con el IPC cayendo al 3.4% anual en mayo, fortaleciendo la expectativa de otro recorte en agosto. Por otro lado, Japón presentó una contracción en sus exportaciones por primera vez en ocho meses, afectadas principalmente por los aranceles estadounidenses sobre autos y acero, mientras que el índice de precios al consumidor japonés alcanzó su nivel más alto en dos años debido al incremento en los precios de alimentos frescos.
Hubo avances en tratados comerciales bilaterales: Estados Unidos y Vietnam están cerca de concretar un acuerdo que podría imponer aranceles del 20% al 25% sobre productos vietnamitas, con mayor vigilancia para evitar que productos chinos entren desde allí a EE.UU. En otro frente, el Reino Unido y Estados Unidos firmaron un acuerdo comercial preliminar, aunque aún se negocian posibles aranceles al acero estadounidense.
En el marco del G7, Canadá y Estados Unidos se comprometieron a buscar un nuevo acuerdo comercial en los próximos treinta días. Paralelamente, Kirill Dmitriev, director del fondo soberano ruso, planteó la posibilidad de una acción conjunta entre Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita para estabilizar los mercados petroleros si fuese necesario.
El viernes, una batería de datos económicos nos dejaron una sensación agridulce. En EE.UU., el índice de la Fed de Filadelfia se mantuvo en -4, con el sentimiento deprimido y perspectivas negativas a seis meses para pedidos, envíos y empleo. En Francia, la confianza empresarial se estabilizó en 96, aunque manufactura mostró leves retrocesos, compensados por mejoras en servicios y comercio minorista. Alemania registró una caída del 0,2% en el IPP mensual, impulsada por precios energéticos más bajos, mientras que el descenso interanual alcanzó el -1,2%. En el Reino Unido, la confianza del consumidor mejoró a -18, su nivel más alto del año, sugiriendo una posible resiliencia en el gasto futuro, aunque las ventas minoristas cayeron un 2,7% en mayo, marcando un freno tras el repunte de abril. La eurozona mostró una ligera caída en la confianza del consumidor a -15,3, todavía lejos de promedios históricos, mientras que, en Turquía, la confianza subió a 85,1, reflejando un mayor optimismo económico.
En EE.UU., continuó el debate sobre el impacto fiscal. La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que la versión de la Cámara del One Big Beautiful Bill Act añadiría 2,8 billones de dólares al déficit en la próxima década. Además, el informe anual de la Junta de Fideicomisarios de la Seguridad Social proyectó que los fondos fiduciarios se agotarán en 2034, un año antes de lo previsto.
La semana que comienza estará marcada por eventos económicos clave que centrarán la atención de los mercados financieros. El lunes, se publicarán los PMI globales preliminares y las ventas de viviendas existentes en EE.UU. El martes destacarán el IPC de Canadá, el índice de precios Case-Shiller, la confianza del consumidor del Conference Board y la comparecencia de Jerome Powell ante el Congreso. El miércoles traerá datos sobre las ventas de viviendas nuevas en EE.UU., mientras que el jueves será el turno de las cifras del déficit comercial estadounidense, la revisión final del PIB del primer trimestre y las ventas de viviendas pendientes. Finalmente, el viernes cerrará con las ventas minoristas de Japón, el índice PCE de EE.UU., clave para la política monetaria de la Fed, y el PIB de Canadá. Sin embargo, nada será tan importante como lo que pueda suceder en Irán. Por lo pronto varias aerolíneas europeas ya han cancelado vuelos con destino a ciudades del Golfo y los petroleros se están dando la vuelta cerca del estrecho de Ormuz. Además, tendremos que ver qué impacto tiene el robotaxi de Musk en la cotización de las empresas de IA.
Buena semana.