Dejamos atrás una semana marcada por el acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y China para «normalizar» sus relaciones comerciales. En el marco de dicho acuerdo, Estados Unidos redujo los aranceles aplicados a los productos chinos del 145% al 30%, mientras que China rebajó las tarifas sobre bienes estadounidenses del 125% al 10%. Esta medida tuvo un efecto inmediato en el ánimo de los inversores, que adoptaron un mayor apetito por el riesgo («modo risk on«), lo que impulsó las bolsas a nivel global. Para muestra, un botón. El viernes, las referencias europeas cerraron con números verdes. Entre ellas, destacaron el IBEX 35 (0,96%), el FTSE 100 (0,59%) y el FTSE MIB (0,59%). Al otro lado del Atlántico, los índices también consiguieron avance con el Dow Jones (0,78%) a la cabeza, tras el cual se situaron el S&P 500 (0,70%) y el Nasdaq (0,52%).
En sentido contrario, la deuda soberana registró un repunte generalizado en las rentabilidades ofrecidas, tanto en las emisiones estadounidenses como en las europeas —alemanas, francesas y españolas, entre otras—. La otra cara de la moneda fue la deuda corporativa, que experimentó una notable reducción del riesgo percibido. En otras palabras, se produjo un estrechamiento generalizado de los diferenciales de crédito en todos los segmentos y grados de inversión a nivel global. En este contexto, los bonos de grado de inversión europeos redujeron su prima de riesgo (spread) desde 61 hasta 51 puntos básicos, mientras que los de alto rendimiento lo hicieron desde 320 hasta 300 p.b.
Mención aparte merece la rebaja del rating de la deuda estadounidense por parte de Moody’s, desde “Aaa” a “Aa1”. En su comunicado, la agencia de calificación crediticia justificó su decisión señalando el fuerte incremento del endeudamiento público en la última década, así como el elevado coste asociado al mismo. Asimismo, Moody’s proyecta que el déficit fiscal de EE.UU. aumentará del 6,4% del PIB en 2024 a cerca del 9% en 2035, lo que llevaría la ratio deuda/PIB desde el 98% actual hasta el 135%. Con estas previsiones, el pago de intereses podría llegar a representar alrededor del 30% de los ingresos fiscales.
La agenda macroeconómica de la semana vino repleta de publicaciones que dejaron una de cal y una de arena. Brotes verdes en Europa y cifras menos halagüeñas en Estados Unidos.
De un lado, conocimos el índice ZEW de confianza inversora en Alemania correspondiente a mayo, que registró una notable mejora al situarse en 25,2 puntos, frente a los -18,5 puntos del mes anterior, reflejando un cambio significativo en el sentimiento económico. En contraste, el PIB trimestral de la zona euro mostró una moderación al situarse en el 0,3%, por debajo del 0,4% previsto, aunque por encima del 0,2% del trimestre anterior. En términos interanuales, el crecimiento se mantuvo en línea con las expectativas, con un 1,2%, sin variación respecto al dato anterior. Por el lado de la producción industrial, los datos de marzo mostraron un incremento del 2,6%, superando con holgura las estimaciones (1,9%) y el dato del mes anterior (1,1%). En términos anuales, el índice avanzó hasta el 3,6%, claramente por encima del 2,5% previsto y del 1% previo. La balanza comercial de la eurozona sorprendió al alza, alcanzando un superávit de 36.800 millones de euros, muy por encima tanto de la previsión (17.500 millones) como del dato anterior (24.000 millones).
En Estados Unidos, la cita clave de la semana era conocer la cifra de IPC correspondiente a abril para evaluar el impacto de los aranceles en la evolución de los precios. La lectura general en términos anuales se situó en el 2,3%, una décima por debajo de las previsiones, con la subyacente en el 2,8%, en línea con las expectativas. Las ventas minoristas, la otra variable a destacar, presentaron un leve avance del 0,1% en abril, al tiempo que se revisó al alza en un 1,7% la cifra de marzo. Esto podría explicarse como que los ciudadanos estadounidenses adelantaron la compra de ciertos bienes como los vehículos ante la incertidumbre de la política arancelaria. Por último, las peticiones de subsidio por desempleo semanal se mantuvieron en niveles saludables de 229.000 peticiones.
Por si esto fuese poco, la Universidad de Michigan dio a conocer las perspectivas actuales y futuras para la economía estadounidense, así como el sentimiento de los ciudadanos. Las tres variables salieron ligeramente por debajo de lo esperado: 57,6, 46,5 y 50,8, respectivamente. Además, las expectativas de inflación a corto plazo alcanzaron el nivel más alto desde 1981 al situarse en el 7,3% frente al 6,5% estimado y las de largo plazo en el 4,6% (vs. 4,4%).
Gráfico: evolución de las expectativas de inflación estadounidense.
Fuente: Bloomberg.
La temporada de resultados empresariales en Estados Unidos vivió un impasse, con apenas una decena de empresas presentando sus cifras. Por tanto, la lectura general de estos continúa siendo positiva: cuando cerca del 90% de las compañías del S&P 500 han presentado resultados, ocho de cada diez han superado las estimaciones y el beneficio por acción (BPA) ha aumentado un 12% respecto al primer trimestre de 2024. No obstante, Doug McMillon, CEO de Walmart, lanzó un serio aviso al señalar que iban a subir los precios de algunos productos como consecuencia de los aranceles. Por su parte, Donald Trump avisó que la empresa de consumo minorista había ganado cientos de millones y que “se tenía que comer” el impacto de aquellos.
Finalmente, a lo largo de los próximos días se darán a conocer datos clave en Europa como el IPC final de la eurozona, el PIB del primer trimestre en Alemania y los PMI preliminares de mayo. Al otro lado del charco, la atención se centrará en los PMI, las ventas de viviendas de segunda mano y los permisos de construcción. Además, la temporada de resultados cogerá impulso de nuevo. Destacan compañías como Vodafone en Europa y, en Estados Unidos, Home Depot, Target y Ralph Lauren, que permitirán tomar el pulso al consumo y al comercio minorista.
Feliz semana.