La actividad está siendo reducida

Aunque ya va quedando poco para lo que los españoles entendemos por verano, la actividad de los mercados parece que ya lo ha adelantado.

La actividad está siendo limitada, quizás porque sí, sin razón aparente. O si no se debe a que los inversores prefieren esperar a ver por dónde sale el BCE este próximo jueves o a estudiar con calma los resultados de las compañías que hoy se acercan a velocidad de crucero.

La vida sigue, más en el caso de la Administración Trump, que en los pocos meses de vida que tiene solo ha conseguido coleccionar unos cuantos fracasos y volantazos en sus políticas. La última negativa no solo demócrata, sino también de multitud de republicanos, de reformar el Obamacare, está suponiendo un golpe letal para la Casa Blanca. Con esto las dudas sobre la posibilidad de acometer otra clase de «mejoras», como por ejemplo la fiscal, van en aumento, y eso el mercado lo cotiza.

Encima del frente político, el económico estadounidense tiende lentamente a la mediocridad, que no a terreno negativo ni muchísimo menos de contracción, pero sí a un entorno en el que seguir normalizando los tipos de interés es una quimera. El último indicador macro en decepcionar a propios y extraños es el Empire State Index de Nueva York, que muestra que las expectativas regionales de la actividad manufacturera no viven su mejor momento.

De normalizar la política monetaria en el corto plazo en Europa ni se habla, aunque mirando más allá sí hay algo de discusión. Las cifras de inflación de la zona euro que se publicaron ayer animan a pensar que la posibilidad de que el BCE pueda empezar a liberarse de la necesidad de aplicar un QE está un poco más cerca. Y es que así como la inflación general marcaba el mínimo de 2017 por culpa del retroceso de los precios de la energía, la subyacente, que excluye esta partida, crecía al 1,2%, confirmando que la actividad real del bloque mejora más allá del calendario de indicadores económicos.

Buen día.
 

Amílcar Barrios
Dirección de Inversiones