Los mercados llevan varias semanas dando signos de fragilidad y de falta de direccionalidad. El aumento de los casos de COVID-19 en Europa cada vez preocupa más a los inversores y las tensiones en torno a las negociaciones del brexit también trajeron volatilidad.
La semana pasada se celebraron dos importantes reuniones de los bancos centrales: la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE). Si bien el presidente Powell mantuvo un tono cauteloso sobre las perspectivas económicas dadas las incertidumbres de la pandemia, reiterando la necesidad de nuevas medidas fiscales para ayudar a la recuperación, el BoE dejó claro que los tipos negativos se estaban considerando como una opción de política monetaria en un futuro próximo.
Por el lado macro, los datos que vamos conociendo en EE.UU. están siendo buenos, no para tirar cohetes, pero sí decentes. Por su parte, los datos chinos están resultando mucho mejores, mientras los europeos dependen mucho de cada región.
En el frente político, el primer ministro Boris Johnson acordó dar a los diputados en el Parlamento británico una opinión antes de que el Gobierno pudiera activar las cláusulas de salvaguardia en el recién introducido «proyecto de ley de mercado interior», calmando temporalmente algunas de las tensiones sobre el brexit. Sin embargo, el proyecto de ley todavía tiene que enfrentarse a una tercera votación. La UE sigue firme, pidiendo su retirada, alegando que incumpliría el Acuerdo de Retirada ratificado en enero entre la UE y el Reino Unido.
Esta semana, las elecciones norteamericanas y las noticias sobre la pandemia seguirán centrando la atención de los inversores
Buena semana.
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