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19/04/2016 AUTOR: Virginia Pérez Palomino Análisis & Inversiones

¿Qué está impulsando a los mercados?

¿Qué está impulsando a los mercados?

Tras cuatro semanas consecutivas de mercados correctivos en Europa, por fin podemos hablar de una semana de subidas generalizadas en nuestro continente, apoyadas, entre otros factores, en la depreciación del euro. Aunque las alzas en EE.UU no fueron tan sustanciosas, la mayoría de los índices consiguieron cotizar en nuevos máximos anuales.

El peor inicio de año estuvo marcado por unas significativas caídas en lo que es el peor inicio de año que la memoria de Bloomberg recuerda. Desde entonces estamos asistiendo a un proceso de estabilización que a lo largo de los próximos meses esperamos se traduzca en un escenario de recuperación. Los datos macroeconómicos, los resultados empresariales, así como una cierta consolidación en emergentes y en el precio de las materias primas ejercerán de motor de impulso.

Durante la pasada semana han actuado como catalizadores: el petróleo, la positiva evolución de los índices de actividad en China y el fuerte rebote de la banca desde niveles mínimos; Italia nos daba los primeros detalles sobre su fondo de reestructuración bancaria y se llegaba a apuntar la necesidad de crear un banco malo en Portugal.

El petróleo, el «leading indicator» por excelencia de las bolsas en los últimos meses, subía al calor del preacuerdo al que llegaban Arabia Saudí y Rusia para el mantenimiento de la producción de crudo antes de la reunión del día 17 en Catar. Finalmente, ayer domingo, fracasó la reunión a la que acudieron 16 productores, que suman cerca del 50% de la producción mundial. Las esperanzas de firmar una congelación en la producción se iban al traste cuando Arabia Saudí se echaba atrás: no firmaría el acuerdo si Irán no lo hacía. Los persas, por su parte y justo el día antes de la reunión, decidieron no acudir, cerrándose así la puerta a cualquier posible acuerdo. No podemos decir que este vaivén de posicionamiento del lado de los países productores nos resulte sorprendente, pero el mercado albergaba ciertas esperanzas de ver una producción estabilizada. No es que eso fuera a servir para equilibrar la producción, no, pero al menos nos daría un atisbo de acercamiento de posiciones. El inicio de semana se muestra, pués, más borroso y desorientado a la espera de que los mercados encuentren otro factor director que guíe sus pasos, que bien pudieran ser los resultados empresariales.

China nos trajo buenas cifras. Su economía crecía el 6,7% en el 1T16 apoyada en el incremento del crédito que impulsaba la cifras de venta de viviendas en el mes de marzo. Un crecimiento que alejaba el tan temido duro aterrizaje económico. En línea con la modernización de su modelo productivo, el sector servicios creció un 7,6% interanual en el trimestre y ya representa un 56,9% del PIB, 2% más que en 2015. Por su parte, la industria supone un 37,5% y el sector primario un 5,6%. En cuanto a la balanza comercial, hubo una menor caída en las importaciones y un fuerte avance en las exportaciones (+11,5%, fomentará el crecimiento en un año), lo que anticipa que la demanda fomentará el crecimiento y que la actividad comercial se reactiva. También conocimos la producción industrial, que batía expectativas impulsada por el sector farmacéutico y automovilístico. Por último, y mostrando la buena tendencia de la economía, las ventas minoristas crecían un 10,5%, por encima de las estimaciones.

Para todo buen dato siempre hay un pero y en este caso los datos revelados indican que la expansión en China es altamente dependiente del incremento en los flujos de crédito, aunque más nos gustaría que fuesen las reformas estructurales en las que se asentase ese crecimiento.

Banca italiana: llegó el tan esperado acuerdo entre las diferentes instituciones italianas para la creación de un fondo que servirá a las entidades para sacar de su balance los activos tóxicos, denominado Atlante, que ayudará a cumplir con sus requerimientos de capital. Recordemos que el importe estimado en activos no rentables se sitúa en los 200.000 M€, que se podría incrementar en 160.000 M€ más si se incluye la morosidad subjetiva. Una buena noticia para los mercados que buscan soluciones creíbles y de largo plazo y para las entidades financieras italianas, que acelerarán la caída de activos improductivos, mejorando financiación y rentabilidad.

Virginia Pérez Palomino
Responsable de Renta Variable

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