Las bolsas reaccionaban con subidas ante las encuestas que anticipaban una victoria clara de Macron.
Este hecho se confirmó el domingo cuando el europeísta infligió a Marine Le Pen una derrota severa, con más de 30 puntos de ventaja.
Los resultados eran celebrados por el resto de capitales europeas. La victoria de Emmanuel ha evitado que Francia acabara en manos de una presidenta eurófoba y ha frenado en seco la marea populista que amenazaba inundación a principio de año y va camino de acabar como mero chubasco.
Sin embargo, parece pronto como para celebrar, puesto que el movimiento en marche no cuenta con figuras políticas importantes y todo apunta a que el nuevo presidente nombre un gabinete de perfil empresarial, con miembros de izquierda y derecha. Tampoco parece que vaya a contar con el apoyo de Berlín para sacar adelante algunas de sus propuestas para la eurozona, como compartir la deuda europea a través de “eurobonos”, la reducción del superávit comercial alemán en favor de otras economías o la reforma del pacto de estabilidad.
La herencia a la que se ha de enfrentar Macron a partir del próximo lunes no parece muy positiva. El crecimiento de Francia se encuentra muy por debajo de su potencial y del de la media europea, además mientras países como España o Irlanda han conseguido revertir la tendencia de desempleo gracias a importantes reformas laborales, la segunda economía de la zona euro tienen grandes dificultades para la creación de empleo, sobre todo entre su población más joven. Por otro lado, está sufriendo un fuerte deterioro de su competitividad internacional, el estado de bienestar parece insostenible, la administración mastodóntica, burocrática e ineficiente y el sistema educativo no está adaptado a las exigencias de la nueva era tecnológica.
Dicho esto, la elección de Macron es muy positiva para el futuro comunitario y para una Francia necesitada de políticos dispuestos a llevar a cabo las reformas indispensables para la nación. Sin embargo, los mercados comienzan a poner el foco en las próximas elecciones legislativas que se celebrarán el 11 y 18 de junio. La falta de estructura sería el principal impedimento para que Macron obtenga la mayoría necesario para implementar su programa económico.
Pero hasta entonces, los mercados podrán disfrutar de unos resultados macroeconómicos y empresariales que están sorprendiendo muy positivamente, sobre todo en Europa. La mejora económica, demostrada en fuertes datos de PMI y de confianza, ha convertido a los mercados europeos en los nuevos favoritos frente a EEUU entre los analistas de renta variable. Esta situación está apoyada en que tras años de revisión sistemáticamente a la baja de las previsiones de ganancias empresariales, las expectativas están revisándose ligeramente al alza. Por ahora, la temporada de presentación de cuentas del primer trimestre apunta a que el crecimiento de beneficios se situará en torno al 14%, por encima del de EEUU en el primer trimestre, que rondará el 9% que se está apoyando en la fortaleza del sector tecnológico.
En las economías emergentes, las dudas tras la elección de Trump se han disipado y ha servido para apuntalar el buen comportamiento tanto económico como bursátil de esta región.
Si bien es cierto que la situación actual es francamente positiva para los activos de riesgos, la situación podría cambiar. Las dudas podrían venir desde China, donde empiezan a aparecer indicadores que podrían poner en tela de juicio la sostenibilidad del crecimiento actual.
O podrían venir de un cambio brusco de las políticas monetarias de los principales bancos centrales. En el caso de la Fed, con una subida ya anticipada para la próxima reunión, la reducción del balance parece que será clave en el futuro. En la misma línea, el BCE deberá decidir sobre un programa de estímulos que los expertos creen que ha llegado a su tope, pero la fase de salida será crítica para que no vuelva a descarrilar una Europa que al menos ha salvado el trago de las últimas elecciones importantes.
Por otro lado, el riesgo geopolítico parece aumentar por momentos en la península de Corea.
En definitiva, la situación acompaña y los mercados deberían tener un buen comportamiento que se asentará en la disminución de los riesgos políticos europeos, la mejora de la situación económica y el buen hacer de las empresas. Los riesgos: China, los bancos centrales y la geopolítica.
Jorge González
Dirección de Inversiones