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02/02/2016 AUTOR: Análisis & Inversiones

Donde los ETFs no llegan

Los fondos cotizados (ETF) están siendo una de las grandes revelaciones en el mundo de la gestión de activos y, desde luego, son una herramienta más de ayuda a la gestión, siendo la rapidez para tomar o deshacer posiciones y su bajo coste sus mayores atractivos.

Así, muchas son las voces que encumbran a estos fondos cotizados como la herramienta de gestión de patrimonios del siglo XXI frente a los fondos de inversión.

Tras una primera aproximación al valor que ofrecen los fondos de gestión activa en nuestro anterior post, fondos de gestión activa, vamos a repasar otros valores añadidos de estos productos.

*Publicado en expansion.com

 

Los fondos de inversión son más atractivos fiscalmente.

Efectivamente, la agilidad de la que hacen gala los ETFs no es un punto fuerte si hablamos de la cartera de un cliente particular, dado que, al tratarse de un producto cotizado, los beneficios obtenidos en la compra-venta de este fondo cotizado tributan, sin poder beneficiarse del diferimiento fiscal propio de los fondos de inversión.

Éstos permiten realizar traspasos entre ellos sin tener que tributar por las plusvalías, lo que nos facilita cambiar nuestras apuestas o incluso “realizar beneficios” pasando nuestras plusvalías a fondos monetarios, o hacer uso del “timming” sin renunciar a la eficiencia fiscal, pudiendo así beneficiarnos de la capitalización de estas plusvalías, que en el largo plazo, son diferenciales en el resultado de nuestra cartera.

 

En los fondos de inversión discriminamos los valores a los que no queremos tener exposición.

Las diferencias en rentabilidad no sólo existen por regiones, véase invertir en el Eurostoxx frente al Ibex, sino también por sectores.

Para poner un ejemplo concreto, sepan que más de un 30% del Ibex está compuesto por valores financieros. Invertir en ETFs sobre el selectivo español nos obliga a tomar exposición a valores como éstos que quizás, no queramos tener en cartera. Como ejemplo, una muestra de cuatro fondos de renta variable española que pueden variar su posicionamiento en función de las empresas que consideran más atractivas y que durante el año pasado contaron con una exposición muy reducida al sector bancario.

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Podemos ver que las diferencias de rentabilidad durante el año 2015 entre estar invertido en el índice a través de un ETF y hacerlo a través de un fondo de gestión activa llegaron a alcanzar casi un 20%.

 

El abanico de inversión en la gestión activa es más amplio que el de los ETFs.

Los fondos de gestión alternativa nos ofrecen rentabilidades descorrelacionadas con el resto de activos, y hoy más que nunca debemos hacer uso de estas fuentes de valor. No hay otra manera de entrar en estos fondos más que a través en fondos de gestión activa.

El estudio de cada gestor y de las restricciones de cada producto es crucial a la hora de determinar a quién asignar una parte de nuestra cartera que es imprescindible en este entorno de mercado en el que la renta fija ofrece más riesgos que beneficios.

 

En definitiva, cada activo tiene su público, con lo que no demos la espalda a los fondos de inversión que, a día de hoy, se constituyen como el producto de gestión patrimonial más idóneo.

 

Pablo Nortes Planas
Dirección de Inversiones

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