Semana decisiva desde el punto de vista de la política monetaria en Europa, a la vez que esperamos que poco a poco vayan dejándose ver titulares sobre el acuerdo comercial.
Empecemos con los resultados:
El foco de atención durante la semana pasada estuvo, sin duda, en la reunión del Banco Central Europeo. La institución monetaria redujo de forma significativa las previsiones de crecimiento e inflación. Así, las expectativas de crecimiento del PIB para 2019 quedaron en el 1,1%, desde 1,7%; y las de inflación en el 1,2%, desde 1,6%, para el mismo año. El calendario de subida de tipos se retrasa hasta finales de año, advirtiendo que varios miembros eran proclives a retrasarlo incluso hasta marzo de 2020. Adicionalmente, se abren nuevas operaciones trimestrales de financiación a los bancos por plazos de 2 años. En definitiva, una postura quizá algo más dovish de lo que se estaba esperando, al retrasar aún más cualquier expectativa de normalización monetaria. La noticia se tradujo en mayor presión vendedora sobre la renta variable y la divisa europea contra el dólar, si bien no vemos que las volatilidades repunten de forma violenta al mantener los datos macroeconómicos el mismo tono que durante los últimos meses, por lo que dicha presión debería entenderse como algo temporal.
Nuestra posición en renta variable se encuentra en el 42,8%. Mantenemos las coberturas que hicimos hace algo más de una semana, las cuales, al haberse realizado vía opciones de venta, permiten que nuestra exposición se reduzca en caso de que eventualmente se extienda la corrección, escenario que no contemplamos, salvo que las noticias relacionadas con el acuerdo comercial entre Estados Unidos y China no sean las esperadas. Del total de esta posición, el 60% está geográficamente localizado en Europa y el 32% en Estados Unidos.
Recuerden: si las letras del Tesoro ofrecen rentabilidades negativas, no hay retorno sin riesgo y, como siempre, “Tengan cuidado ahí fuera”.
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