Iniciamos una semana caracterizada por la incertidumbre, en la que los activos más afectados están siendo los de renta variable, sirviendo los activos soberanos de refugio, casi incondicional pese a las rentabilidades que proporcionan.
Empezamos primero con el desempeño de la cartera:
Los acontecimientos de la segunda parte de la semana pasada están determinando de forma significativa el comportamiento de los mercados durante estos días y, seguramente, el de las próximas semanas. La decisión de política monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed) y la disposición de Trump de imponer nuevos aranceles a las importaciones chinas han sido los principales detonantes.
Respecto al primero, la rebaja de 25 puntos básicos en el tipo medio de intervención, supuso una cierta sorpresa tras las declaraciones de las semanas previas por parte de algunos miembros de la Fed, lo que hizo que el movimiento no fuera inicialmente bien acogido. En nuestra opinión, el mercado estaba esperando un giro excesivamente acusado en la estrategia de política monetaria, sobre todo si se tienen en cuenta los últimos datos macroeconómicos recientes y que la última subida de 25 puntos básicos se había producido hacía tan solo 7 meses.
Sin embargo, el gran catalizador del incremento de incertidumbre se ha producido por la marcha de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China que, aunque después de la cumbre del G20 a finales de junio parecía que se habían vuelto a reanudar con cierta cordialidad, la falta de progreso real ha motivado que D. Trump haya anunciado su intención de ampliar la política arancelaria a otros 300 mil millones de importaciones chinas. La reacción del mercado en este sentido es razonable, no tanto por la propia amenaza de aranceles en sí misma (este modus operandi por parte del Presidente ya lo hemos visto con anterioridad), sino por dos razones adicionales: por un lado, por los propios productos afectados, que forman parte significativa de la cesta de consumo de las familias americanas; y por otro, por la percepción de falta de horizonte temporal en el final de las negociaciones y en la calidad del acuerdo alcanzado, que podría poner en peligro la actual desaceleración económica.
Nuestra posición en renta variable se encuentra actualmente en el 27,6%, cifra que incluye posiciones en derivados de cobertura sobre Euro Stoxx50 y Nasdaq en casi 11 puntos porcentuales. Geográficamente, estos activos se concentran en un 58% en Europa y el resto en Estados Unidos (29%) y otros (13%). Aunque los resultados empresariales están generando cierta sorpresa positiva, no hay que perder de vista que están siendo discretos respecto al año anterior, lo que hace que sigamos viendo los múltiplos actuales aún exigentes, sobre todo en Estados Unidos. No obstante, seguimos atentos a la evolución de los precios durante estos días de mayor volatilidad, cuyo pesimismo tendencial, en combinación con nuestra baja exposición, puede ser un buen caldo de cultivo para tomar posiciones que a largo plazo sean susceptibles de generar valor para la cartera.
Recuerden: si las letras del Tesoro ofrecen rentabilidades negativas, no hay retorno sin riesgo y, como siempre, “Tengan cuidado ahí fuera”.