Desde principio de abril hemos visto un cambio muy pronunciado en los tipos de interés en toda la curva americana por unas expectativas de inflación cada vez más altas acompañadas de un crecimiento sostenido.
La posible subida de hasta 4 veces en este año cada vez se asienta más en el mercado americano. Sin embargo, la situación en Europa es bien distinta. La inflación sigue siendo muy baja y aunque el crecimiento se mantiene fuerte desde el -1,3% que tuvimos en 2013 hasta el actual 2,5%, seguimos sin ver esa inflación tan esperada que está poniendo entre la espada y la pared al BCE.
Veamos un gráfico de la curva americana y la europea a diez años desde Mayo 2017 hasta hoy.
Vemos que el diferencial cada vez se abre más, hasta los niveles actuales de 2,51%. Si efectivamente pensáramos que la curva de tipos europea fuera a seguir el ritmo americano de subidas de tipos, el diferencial se debería al menos mantener pero en ningún caso abrirse aún más.
Pero si nos fijamos en el corto plazo podemos ver la situación aún más estresada.
El diferencial entre el tipo de interés americano y europeo llega a 3,15% en el 2 años. ¿Esperamos algún cambio de este diferencial a corto plazo?
La curva a corto plazo sigue desinflándose en relación a principios de este año y a julio del 2017 como refleja este gráfico.
Sin embargo pensamos que esta situación de tipos tan negativos va a cambiar en los próximos meses por las siguientes razones:
Pero si nos fijamos en la inflación subyacente (ex productos energéticos y alimentos) el nivel actual es de 0,7%.
En definitiva…
La curva de tipos se aproxima a un cambio pero de una forma muy suave y lenta. No debemos pensar como nos indican los gráficos presentados, que Europa deba o pueda comportarse como Estados Unidos. Nuestros problemas de inflación incrementados por los problemas geopolíticos internos y de deuda que nos encontramos, nos confiman que los tipos en Europa seguirán durante mucho tiempo a niveles próximos a cero. Empiezan los cambios pero tengamos los ojos abiertos para notarlos.