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03/01/2017 AUTOR: Víctor Alvargonzález Jorissen Estrategias

Balance 2016, previsiones 2017

Balance 2016, previsiones 2017

El año 2016 ha sido, sobre todo, muy volátil. Ahora parecen lejanos esos primeros meses del año en los que el Eurostoxx cayó así, de entrada, un 20%. Y qué me dicen del Dow Jones, que perdió un 10% y ahora está en máximos históricos con una subida anual del 14%. Les dijimos que sería como estar en una montaña rusa y así ha sido.

Y no sólo la renta variable. La renta fija, especialmente la europea, ha funcionado bien durante todo el año, pero ha finalizado con una corrección que se ha llevado por delante parte de lo ganado —en el caso europeo— y toda la plusvalía en el caso norteamericano, donde, de hecho, el precio de los bonos del Estado ha terminado por debajo del inicio del año.

Después de esta volatilidad extrema lo primero que uno se pregunta pensando en 2017 es si se repetirá. La respuesta es que sí. Tenemos un nuevo presidente en Norteamérica, lo cual no tendría que ser motivo de inestabilidad per se, pero «estabilidad» y “Donald Trump” no riman muy bien. El futuro presidente ya ha anunciado que lo va a cambiar todo, desde los impuestos hasta los acuerdos comerciales de EE.UU., pasando por las infraestructuras, el “Obamacare” o las políticas de medio ambiente. Con que sólo haga la mitad de lo prometido ya sería suficiente para que viéramos cambios políticos y económicos importantes. Y para muestra de volatilidad, la fuerte subida del Dow Jones acompañada de una caída histórica de los bonos del Estado. Y es sólo el principio.

¿Significa esto que no será un año rentable? En absoluto. De hecho, el año que acaba ha sido muy volátil pero rentable. Mucho en bolsa norteamericana, algo en bolsas europeas —dependiendo de cuáles hablemos—, muy rentable en las bolsas emergentes (MSCI EM +11% en lo que va de año). Algo parecido se puede decir de la renta fija. Un buen año para la renta fija pública y corporativa europea, pese a la corrección reciente, y bueno también para los bonos emergentes. El año que viene también se va a parecer en eso a 2016: volátil pero seguramente rentable. Lo que ocurre es que las fuentes de rentabilidad sufrirán algunos ajustes.

La renta fija —los bonos— cuyo precio llevaba subiendo nada más y nada menos que treinta años al calor de la caída de los tipos de interés, seguramente ha acabado su largo recorrido alcista. Piensen que hace treinta años un bono del Estado español daba un cupón del 11% y que ahora ofrece un 1,40%, y entenderán la magnitud del proceso (*). No vamos a encontrar ahí mucho que ganar, salvo que los inversores siguieran pensando que Europa es Norteamérica —que obviamente no lo es— e hicieran subir todavía más los tipos europeos, lo que generaría una interesante oportunidad de compra. En cuanto a la renta fija norteamericana, de momento, ni mirarla.

La renta variable es harina de otro costal. Tanto la europea como la norteamericana. La tendencia alcista es mucho más sólida en la renta variable USA, pero si se mantiene el proceso de recuperación económica, la renta variable europea está mucho más barata. Por ejemplo: el dividendo medio del S&P 500 es de apenas un 2%, mientras que en Europa —Eurostoxx 600— es del 3,70%. Si —y es un condicional importante— la eurozona volviera a tasas de crecimiento positivas acordes con su media histórica, esa y otras diferencias de valoración deberían reducirse.

Pero estabilidad tampoco rima con populismo y los riesgos políticos tensarán sobremanera la volatilidad en las bolsas de la eurozona. Probablemente incluso más que en los EE.UU. Y son riesgos muy reales. Como los del euro. La realidad es que ya tenemos una Europa a dos velocidades y hay que vigilar si la divergencia se amplía o se reduce.

Hablando de inestabilidad, no descartemos la que pueda venir de China. Y no sólo por un ataque comercial norteamericano en forma de tarifas a las importaciones, sino por la preocupante tendencia que ha tomado la salida de capitales. No es buena señal que el dinero quiera salir del país, y recientemente hemos asistido al reforzamiento de los controles de salida. ¿Es sólo temor a una gradual depreciación del yuan? Gradual y China tampoco riman, y además podría ser un síntoma de algo más profundo.

La bolsa norteamericana no es de extrañar que suba: el programa económico de Trump es como una carta de un empresario a los Reyes Magos: bajada de impuestos, desregulación y estímulo económico. Que siga subiendo dependerá del grado de cumplimiento de las promesas, pero le damos una alta probabilidad a que sea un buen año para la bolsa norteamericana, cuyo precio actual estaría plenamente justificado si la economía llegara a crecer al 4% buscado y se aplican el resto de medidas económicas. Pero no lo olviden: entre medias tendremos peleas comerciales, tensiones políticas y, en definitiva, Donald Trump de presidente.

Otra posible fuente de rentabilidad será el dólar. Es de libro: economía reforzándose y tipos al alza, lo que hace que se remunere mejor el dólar que otras divisas. La subida frente a otras monedas ha sido ya importante, pero no tanto frente al euro. Si la eurozona sigue con su modesta recuperación, su austeridad y sus tipos de interés cero mientras en EE.UU. ocurre lo contrario existiría margen de subida para la cotización del dólar frente al euro.

 

Víctor Alvargonzález
Director de Estrategia

(*) El precio de un bono se mueve de forma inversamente proporcional al tipo de interés: si tenemos un bono que paga un cupón elevado valdrá más si bajan los tipos de interés y, en consecuencia, los cupones de bonos similares que salgan posteriormente al mercado.

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