El primero de ellos se produjo en la primavera de 2013 con el famoso anuncio del «tapering» de Ben Bernanke dando lugar a una reacción negativa por parte de los miembros del mercado y desencadenando unas correcciones importantes en la mayoría de activos por el miedo a una posible retirada de los estímulos monetarios, mientras las cifras macroeconómicas aún eran relativamente débiles.
Para ver el segundo no nos tenemos que remontar tanto en el tiempo, ya que hablamos de la primera subida de tipos interés en 7 años, que tuvo lugar el pasado mes de diciembre, si bien en esta ocasión la reacción de los inversores fue parecida a la de hace 3 años a pesar de los avisos dados por la Fed. Este movimiento se fundamentaba en una situación económica de crecimiento moderado, pero con una elevada incertidumbre en torno al crecimiento mundial.
En estos dos casos podríamos afirmar que los mercados fueron temerosos ante un endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal y ese temor o ansias de liquidez se trasladó a los mercados.
Con estas reacciones sobre el papel, hoy nos encontramos a las puertas de una nueva subida de tipos, movimiento que podría darse este mismo verano tras las declaraciones realizadas por los distintos miembros de la Fed estos últimos días. En esta ocasión, por el momento, los inversores se han tomado las intenciones de la máxima autoridad monetaria estadounidense de forma distinta, es decir, no hemos asistido a movimientos bruscos a la baja en los mercados, aunque sí a una ligera revalorización del dólar.
¿Está fundamentada una cierta calma en caso de darse la subida de tipos?
Desde nuestro punto de vista, sí que lo estaría, ya que la situación económica norteamericana así lo requiere, al presentar diferentes variables de la misma buena salud, tal como es el caso del mercado laboral, el inmobiliario, el consumo y que por fin se está dando un incremento de los costes laborales. Es cierto que las expectativas de inflación continúan siendo bajas, a pesar de que la subyacente (no incluye energía y alimentos) se encuentra en niveles cercanos al 2%.
A todo esto se le suma que no estamos hablando de una política monetaria restrictiva; es más, podríamos decir que una subida de tipos de 25 puntos básicos es el comienzo de la normalización de unas políticas ultraexpansivas.
Aunque no es descartable que en un primer momento asistamos a un incremento de la volatilidad relacionada con el aumento del precio del dinero. Pero una vez analizados los motivos de dicho movimiento no deberíamos descartar un comportamiento positivo, especialmente en determinados sectores y algunos activos de renta fija.
Por lo tanto, de darse una subida de tipos de interés en EE.UU., los inversores deberían mostrarse más relajados, ya que nos quitaríamos una de las mayores incertidumbres de este año e, incluso, desde nuestro punto de vista, uno de los mayores factores de riesgo, porque si la Reserva Federal no realiza ese movimiento este año lo que deberíamos interpretar es que la economía estadounidense no goza de la fortaleza que se le presupone.
Javier Monjardín Álvarez de Estrada
Director de Análisis