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27/09/2016 AUTOR: Virginia Pérez Palomino Análisis & Inversiones

Una semana vamos y otra venimos

Una semana vamos y otra venimos

Este es el ritmo en las últimas semanas de los mercados europeos.

Entretanto, los americanos se caracterizan por una menor volatilidad y un comportamiento suavemente alcista y sin grandes correcciones, un proceder más acorde con un ciclo en una fase más madura.

A pesar de un balance macro ligeramente negativo, las bolsas a nivel mundial disfrutaron de una semana muy positiva, nuevamente apoyadas en los bancos centrales. Esta vez tocaba Reserva Federal y Banco de Japón. No deja de resultar curioso el hecho de que, desde el comienzo de la crisis, los bancos centrales hayan actuado como amortiguadores de la volatilidad y ahora, de repente, se hayan convertido en una fuente de incertidumbre, con unos mercados que siguen con enorme ansiedad cada reunión de la Fed o cualquier comentario de sus miembros. En un entorno macroeconómico que se muestra estable, aunque con un crecimiento inferior al de otros ciclos, deberíamos pensar que los objetivos de los bancos centrales y hacia dónde enfocan sus políticas, es el largo plazo. En el caso de la Fed todo parece indicar que el proceso de normalización de su política monetaria será muy gradual, por una inflación lejos de los objetivos y cierta desaceleración del crecimiento en los últimos trimestres. Por lo que las bolsas no deberían sentir como una amenaza para su evolución la lenta y progresiva vuelta a la normalidad en los tipos, y que donde deberían volver la vista los inversores es al factor fundamental que impulsa un ciclo alcista, y que no es otro que el crecimiento de los beneficios empresariales.

La debilidad mostrada por el dólar favoreció el repunte de los precios de las materias primas, entre ellos los del crudo, propiciando subidas en los valores relacionados con las commodities y la energía. Eso al menos en las primeras cuatro sesiones de la semana. El viernes las tornas cambiaron y Wall Street se vio arrastrada a la baja por un fuerte descenso (-3,69 %) en los precios del barril.

Dado que esta semana se celebrará en Argelia el International Energy Forum, la volatilidad en los precios del petróleo continuará siendo elevada. Un encuentro donde los principales productores de crudo intercambiarán ideas con el objetivo de estabilizar el mercado y subir los precios. Sería excepcional verles llegar a algún tipo de acuerdo además del anuncio de sus buenas intenciones, pues tengamos en cuenta que en estos momentos el exceso de producción se cifra en un millón de barriles diarios, e Irán trata a toda velocidad de recuperar los niveles de producción previos al inicio de las sanciones (actualmente produce 3,6 millones de barriles al día y su meta es llegar a los 4). Mucho nos tememos que el objetivo de mantener unos precios en torno a los 50$ y congelar la producción va a ser difícil, y se trasladarán las intenciones a la próxima reunión de la OPEP, fijada para el 30 de noviembre.

Uno de los temas más debatidos durante estos días ha sido la preocupación de los bancos centrales por el sector financiero. Draghi, en su discurso de inauguración de la primera conferencia anual del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico, dio el pistoletazo de salida a nuevas fusiones en el sector bancario, que pensamos se iniciarán primero dentro de los países que tienen un mercado muy atomizado, como le ocurre a España. Reconoció que los bajos tipos de interés presionan la rentabilidad de los bancos: “Unos intereses reales a largo plazo que han caído en la mayoría de las economías avanzadas en los últimos 20 años producto de las cambios tecnológicos, demográficos, desigualdad de ingresos y escasez de activos seguros”. El presidente del Banco Central Europeo contempló también que las políticas monetarias llevadas a cabo por el BCE y otros bancos centrales, ya saben, para cumplir con sus mandatos de salvaguardar la estabilidad de precios, han contribuido a los bajos tipos de interés.

Dejen que les dé un dato: en el último año y medio 56 bancos centrales han bajado los tipos de interés para intentar estimular la inflación. En total, 200 bajadas del precio del dinero en poco más de 18 meses, los cuáles buscan incrementar la demanda y conseguir unas monedas más débiles que beneficien el comercio exterior.

Draghi añadió que el exceso de bancos es igualmente un factor que influye en el actual bajo nivel de rentabilidad de los bancos: “Este exceso de capacidad también significa que el sector no opera en el límite eficiente, lo que es una razón por la que los ratios de costes e ingresos siguen altos en algunos países”. En fin, el exceso de capacidad en el sector bancario de algunos países, y el consiguiente elevado nivel de competencia, recrudece la presión sobre los márgenes y originan una rentabilidad muy baja.

Lo hemos entendido, hay exceso de capacidad. ¿Pero no será, que además de las cuestiones antes citadas, está comenzando a cambiar la forma que tienen de financiarse las compañías en Europa acudiendo más a los mercados y menos a los bancos? Esto supondría seguir el modelo americano, en el que prácticamente 80 % de la financiación se consigue en el mercado, mientras que el 20 % es financiación bancaria, al revés que ocurre en Europa. Y otra cosa, ¿hacia dónde queremos ir?: ¿menos bancos y más sistémicos?, ¿hacia un oligopolio bancario? Veremos.

En nuestra opinión, la preocupación que los bancos centrales están trasmitiendo sobre la salud del sector pensamos que puede traducirse, en un plazo relativamente corto, en una flexibilización de la regulación, en ser menos exigentes en sus requerimientos. Si bien esta relajación podría suponer un respiro para el sector, aún falta por resolver un tema clave en estos momentos y es el de cómo se va a resolver el problema de los bancos italianos.

Tal y como vimos en los test de estrés, la banca europea, en general, no tiene problemas de capital, pero sí de rentabilidades y de expectativas sobre las mismas. Sólo un escenario donde haya mayor certeza regulatoria, en el que mejoren las expectativas de crecimiento y que tienda a la normalización de tipos de interés, podrá sostener a la banca.
Lo cierto es que la percepción del riesgo sobre los bancos sigue siendo universal, sin tener en cuenta sus singularidades, dónde están y cuáles son sus activos. Por eso, la exhaustiva selección se antoja si cabe más importante que nunca a la hora de invertir.

Dificultades añadidas: el referendum en Italia a finales de noviembre. En él no sólo se decidirá si reducen el Senado a una sola cámara para acabar con la histórica ingobernabilidad del país (han tenido 63 gobiernos en 70 años de República), sino que también está en juego la continuidad en el cargo del presidente Matteo Renzi y por tanto, la restructuración de la banca planteada y sobre la que ya hay multitud de incógnitas. Las encuestas no adelantan un resultado claro.

Los bancos italianos no han conseguido librarse de activos tóxicos durante la crisis y un “no” en el referéndum podría implicar un cambio de gobierno, aplazando la tan necesaria solución de los problemas del sector financiero.

Un otoño que se presenta calentito y donde no podemos descartar un nuevo capítulo en el libro de la inestabilidad para Italia y para el conjunto de la Unión Europea.

Virginia M. Pérez Palomino
Responsable de Renta Variable

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