Buenos días.
Solventado de momento el problema del gasto y la deuda de EEUU, la hipotética ausencia de sorpresas políticas debería hacer girar la atención hacia la evolución de los indicadores macroeconómicos, así como al devenir de los resultados empresariales del tercer trimestre de este ejercicio.
De cara a esta semana, las referencias macro más importantes saldrán precisamente de EEUU, debido a que a las ya programadas, como el ISM de servicios o la confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, hay que añadir los datos de empleo de septiembre o inmobiliarios, dos de los mercados que mayor peso tienen en el seno de la Fed para la toma de decisiones respecto al tapering. No olvidemos que la semana que viene el FOMC vuelve a reunirse para debatir sobre la marcha de la economía y valorar la vigencia del programa de estímulos, pero aún será demasiado pronto para poder cuantificar el impacto del shutdown, para lo que aún habrá que esperar y que ha llevado a diferir en el tiempo las previsiones del consenso del mercado sobre la reducción de las compras de activos del QE3.
Mientras Bernanke y compañía deben contribuir a neutralizar la inoperancia política de aquel país, Alemania sigue pendiente de la formación de gobierno, que apunta, salvando las inmensas distancias (y no sólo las geográficas), a revivir la batalla ideológica estadounidense, esta vez por la frontera que para los socialdemócratas supone establecer un salario mínimo.
Además de la importancia que debe adquirir la macro, el calendario de presentación de resultados se condensa con la publicación de la cuarta parte de las empresas del S&P, así como con varias de las grandes españolas.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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