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21/05/2020 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

Crisis de solvencia y exceso de liquidez: Eurozona vs. EE.UU.

Crisis de solvencia y exceso de liquidez: Eurozona vs. EE.UU.

A cierre de este artículo el balance del Banco Central Europeo (BCE) se sitúa en un 44% del PIB de la Eurozona, comparado con un 30% en el caso de la Reserva Federal. La eurozona lleva con enormes planes de recompras de deuda y tipos negativos muchos años. Sin embargo, la liquidez excesiva aparcada en el BCE se ha disparado a un máximo histórico de 2,1 billones de euros, casi un 40% del total del balance del banco central.

La Unión Europea se enfrenta a un agujero fiscal y de recapitalización empresarial que llegaría a un nivel cercano a los 2,5-3 billones de euros. Y un problema de solvencia no se soluciona con liquidez. Se disfraza a corto plazo, pero no se soluciona.

La demostración de la baja efectividad del exceso de política monetaria la tenemos en los últimos años, antes de la Covid-19. Excepto una anécdota de exceso de optimismo en 2017, la Eurozona lleva en un proceso inexorable de estancamiento desde 2014, casualmente cuando los estados decidieron abandonar las reformas estructurales y la competitividad para fiarlo todo a una política monetaria que ni ha fortalecido el crecimiento ni ha ayudado a reducir el endeudamiento. Se ha convertido en una excusa para no hacer reformas y endeudarse.

El problema de la Eurozona es que los Gobiernos van a utilizar la enorme cantidad de estímulos para rescatar al pasado y dejar morir al futuro. Muchos de los sectores donde se van a hacer enormes inyecciones de dinero público estaban ya en problemas graves y en proceso de estancamiento.

Esta vez no va a ser diferente. La batería de los mal llamados estímulos de la Eurozona e inyecciones de liquidez se van a utilizar para aumentar el control estatal de la economía, no fortalecer la competitividad y el crecimiento. Al incentivar a los sectores “dinosaurio” vía rescate y dejar caer a los de alta productividad —que no tienen activos mobiliarios o deudas que avalar— la Eurozona pone escollos para una recuperación sólida.

No nos debe sorprender que, a pesar de las insistentes y casi aburridas repeticiones de algunos medios sobre “lo barata que está Europa”, los resultados empresariales de este trimestre hayan mostrado mayores caídas que los de EE.UU. y las valoraciones apenas hayan mejorado en la caída. Una Eurozona donde las grandes empresas han invertido caja excedentaria a precios de oro en mercados de alto riesgo y cuya demanda interna no crece ante el constante intervencionismo, no genera mejores beneficios empresariales tampoco.

Es por ello que podemos afirmar, con poco riesgo a equivocarnos, que la Eurozona saldrá de manera más lenta y con peores beneficios empresariales que Estados Unidos. En EE.UU. menos del 30% de la economía real se financia a través del canal bancario, en la Unión Europea, casi el 80%. Esto lleva a menor capacidad de reacción ante los retos que genera la crisis.

No solo es un problema fiscal y empresarial, sino monetario. El euro no es la moneda de reserva global y el BCE no puede apalancar su balance como hace la Fed sabiendo que la demanda global de dólares es creciente. La escasez global de dólares se estima en más de 13 billones aumentando a 20 billones en 2020. No ocurre lo mismo con el euro, que se utiliza fundamentalmente entre países de la Eurozona y la UE.

Ante las constantes llamadas de algunos bancos de inversión a considerar una sobreponderación de carteras en Europa y el euro, merece la pena ser muy cauteloso. No existe ninguna indicación de que la recuperación europea y de sus mercados de crecimiento vaya a ser rápida ni mucho menos indolora, y no existe ninguna evidencia de que la demanda global de euros aumente, cuando los grandes bancos centrales e inversores del mundo están reduciendo exposición a euro ante el aumento de desequilibrios con riesgo de redenominación, algo que no ocurre en EE.UU.

Por lo tanto, mantenemos nuestra visión de que la recuperación en Estados Unidos será más rápida y con mayor crecimiento de la productividad, que sus empresas multinacionales saldrán fortalecidas de esta crisis y que la posición táctica de menor exposición a Europa sigue estando justificada. Estados Unidos “está caro” porque lo merece. Tiene más tecnología, menos barreras empresariales y competitivas y, además, un sistema flexible de financiación de la economía real.

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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